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martes, 9 de enero de 2018

hablemos del 2018

hablemos de un año nuevo que se extiende frente a nosotres; y, si bien sé que el "año nuevo" no es algo más que simbolismos modernos, que realmente no hay ningún cambio del 31 de diciembre al 1 de enero, que sigo siendo la misma persona por más que ahora deba escribir '18 en mis hojas en vez de '17, creo que a la mayoría de las personas nos da cierto alivio empezar un nuevo año. tenemos nuevas oportunidades, nuevos y limpios días que no cargan las manchas de los errores que estuvimos cometiendo los meses anteriores. pero este año fui muy conciente del cambio de año, del cambio de espacio, del cambio de tiempo. y me dio miedo. el 2017 fue un año, en lo personal, muy bueno para mí. cambié más de lo que cambié en toda mi vida. fui feliz de manera genuina. aprendí a amar todo lo que me rodea, a emocionarme por las pequeñas cosas; aprendí sobre mí, sobre el resto, sobre las enormes cosas que me intentan ahogar a diario. me animé a expresarme más, a darme mi espacio, a dejar que el mundo viese cómo soy. compartí mi arte. hice más y más y más y más arte. dejé que el arte y el amor de otres me llenase. entonces, con tan hermoso año detrás, me daba pánico empezar el 2018. 2 0 1 8, cuatro números que simbolizan el cambio de una etapa para mí, porque es mi último año de secundario. cumplo dieciocho años, que en argentina vendría a simbolizar la mayoría de edad (decir que voy a ser una adulta suena a un chiste malo e inventado sólo para que deje de molestar a mis viejos), tengo que empezar a desprenderme de muchas cosas y dejar que las nuevas me consuman. soy una persona que teme mucho el cambio, el abrirse, el dejar ese lugar donde siempre estuvo cómoda (y quizás no, quizás nunca pude ser yo misma dentro de las cuatro paredes de la escuela, con les mismes compañeres de siempre y subiendo los mismos escalones cada día, pero al final del día ese "sufrimiento" es aquel que ya conozco. esa rutina que hice mía, en la que pude camuflarme y hacer mía). hubo gente que me respondía, al expresar mi pánico porque el 2018 no fuese tan bueno como el 2017, que era imposible que no fuese bueno con todo lo nuevo que había aprendido. que la nueva yo iba a hacerlo bueno. y espero que sí, murmuro cuando intento anotar todas las cosas que me gustaría cumplir este año (ya que te hiciste tu lugarcito en el mundo, por qué no volvés a tu blog e intentás hacerlo aún más cómodo? por qué no buscás una forma de que sea tuyo otra vez? y quizás sí. quizás eso es justo lo que mi 2018 necesita. otro lugarcito donde ser yo).